La drunkorexia, una peligrosa moda entre los jóvenes

Los atracones de alcohol de los jóvenes para socializar y divertirse, sumados a la obsesión por no engordar, están disparando una nueva amenaza para la salud que se ha definido en la literatura médica más reciente como drunkorexia, del inglés drunk -estar bebido- y del sufijo orexia -apetito-. Se trata de un nuevo trastorno alimenticio que consiste en no ingerir alimentos con el objetivo de poder beber alcohol sin aumentar de peso.

Y es que a la vez que se incrementa el consumo de alcohol en forma de atracón -más de cinco bebidas en dos horas en el caso de los hombres y más de cuatro en el de las mujeres- no cesa de elevarse la prevalencia de los trastornos alimenticios. “La tendencia a dejar de comer durante horas o apenas comer durante el día para compensar las calorías ingeridas con las bebidas se está extendiendo, sobre todo entre las chicas jóvenes”, afirma Adelardo Caballero, especialista en el aparato digestivo y director de un equipo multidisciplinar de especialistas sobre este problema en el Instituto de la Obesidad.


Con esta medida a caballo entre el abuso de alcohol y el trastorno alimenticio, los jóvenes pretenden emborracharse antes y más barato, con el grave peligro que esto supone. No comen alimentos para “dejar más hueco al alcohol”. Esta peligrosa práctica conlleva peligros tales como el aumento del alcoholismo en los jóvenes, la deshidratación o la merma en vitaminas.

Si bien esta peligrosa práctica se puso de moda hace un par de años, estudios recientes desarrollados en Australia han concluido que se lleva a cabo con mucha más frecuencia de la que se pensaba. En uno de ellos, realizado a 136 estudiantes universitarias australianas, más del 50% de ellas aseguró practicar la drunkorexia con asiduidad. Además, los chicos, que eran menos propensos a llevarla a cabo, también se están sumando a esta delicada moda.

La drunkorexia es especialmente preocupante entre adolescentes y jóvenes de hasta 25 años, una franja de edad en la que coincide una importante preocupación por la imagen añadida al deseo de querer beber alcohol para relacionarse con los amigos. Las jóvenes se encuentran así ante una encrucijada y terminan por elegir no comer para poder ingerir la gran aportación calórica de las bebidas alcohólicas sin que aumente lo que marca la báscula.

Este trastorno suele estar ligado con más frecuencia a personas que padecen o han padecido problemas alimentarios tipo anorexia o bulimia nerviosa, con episodios de atracones, y en aquellas tendentes a sufrir depresiones y que, a su vez, temen engordar. Beber alcohol con el estómago vacío incrementa rápidamente los niveles de alcohol en sangre, lo que provoca un trabajo excesivo y perjudicial para el hígado. Si a esto sumamos, como indica la nutricionista Marta Ruiz, “un sistema inmunitario deficiente derivado de la malnutrición provocada por los periodos de ayunos prolongados y/o personas con el esófago y estómago dañados a consecuencia de la anorexia o bulimia, los efectos en el organismo pueden llegar a ser demoledores”.

Los padres deben estar alertas

Los expertos insisten en la importancia de que los padres tengan una buena comunicación con sus hijos en general, pero sobre todo en que les alerten sobre los efectos y el peligro del consumo de alcohol, ya que actualmente cada vez se inicia antes a beber.

Los padres deben estar alerta y acudir a especialistas que puedan tratar y corregir el problema si detectan comportamientos anómaloscomo que el hijo o hija evite comer en familia, si pierde mucho peso en poco tiempo, si se observa deterioro físico, si tiene la cara hinchada o la piel alterada o está obsesionado con el peso.

También si va al baño de forma recurrente después de comer y si descubren que recurre al alcohol de forma habitual para relajarse y divertirse con sus amigos.


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